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‘Pros’ y ‘Antis’

Publicado: 2011-08-25

Foto: Kiosko de Antiprensa 20/08/11

Haciendo una veloz búsqueda de los principales medios escritos en Lima, me he encontrado con tres temas ‘top’: Ollanta Humala (es el Presidente, por cinco años estará ahí), Ciro Castillo y Rosario Ponse, y la Pontificia Universidad Católica del Perú versus la Cipriani, Vaticano, Iglesia Católica. Yo haré lo posible para referirme bien al último y para ello, he tomado en cuenta los diarios que han elegido tratar este tema al punto de llevarlo en sus portadas por uno o dos días. Existen los diarios quienes han elegido una postura ‘anti’ y  una postura ‘pro’. La verdad es que en este tema, no se presenta con tanta claridad.

He elegido el diario Correo para el primer ‘pro’, pero creo que representa más un ‘anti’ todas esas cosas que Aldo Mariátegui rechaza en sus columnas: “rojos”, “caviares”, “comunistas”, “¡PUCP!”.  La primera portada que salió en Correo sobre el tema PUCP vs Vaticano, decía “Fin del reinado caviar. El Papa cuadra a la PUCP”. Y en la columna de su director, Mariátegui responde todos los argumentos de la universidad llamándolos falacias. Parece que no tiene a quién defender, pero sí a quién atacar. Completamente normal en el pensamiento de Aldo.

Luego está la prensa que no parece jugársela por ninguno de los dos. Pero cuando buscas por etiquetas, resulta que la prioridad de contenido la tiene El Vaticano. Aquí están los ‘pro’ caletas. La información es lo que puede importarles, pero hay más declaraciones de un lado. En el caso de El Comercio, esa prioridad se la da a la Iglesia. Aún no me queda claro si es para informar al público o para mostrarnos una cara de la moneda.

Todavía no quiero lanzarme con el grupo ‘pro’ PUCP porque creo que existe un intermedio importante que es el ‘anti’ Cipriani. Aquí, el más evidente de los columnistas de La República es Augusto Álvarez Rodrich. En su columna hace duras críticas a los aparentes planes de Cipriani sin ninguna censura, por más que el objetivo sea la defensa de la universidad.

Los ‘pro’ PUCP (hay que decirlo) vienen en su mayoría de la universidad en cuestión, y algunos de ellos escriben en La República, aunque los he encontrado también en Diario 16 y Perú 21 (encarnados en Javier Torres y Marco Sifuentes, respectivamente). Pero tal vez el que más me ha parecido que ha evidenciado la preocupación por su universidad sea Jorge Bruce, que lo hace de una manera inteligente y condensando varios argumentos de todo aquel que defiende a la PUCP.

Así, la prensa se ha encargado, queriéndolo o no, de mostrarnos distintos ángulos, y en distintas presentaciones. Pero en este caso particular, debo decir que la cobertura mediática que ha tenido este tema es, a mí parecer, excesiva.  Cuando uno creía que la disputa podía ir a un ámbito menos mediático, salía una nueva declaración de alguna de las partes que era cubierto por todo medio limeño. En Huancavelica tuvo que haber violencia y muertos para tener una cobertura similar. Ahora esperemos que la cobertura Huancavelica y la PUCP nos enseñen una lección, para expandir un poco más el panorama.

Aquí, algunos fragmentos de las opiniones de los columnistas que inspiraron este post:

Aldo Mariátegui:

Pepi Patrón, quien integra la caviarada que administra actualmente la PUCP, sostuvo hace muy poco que los problemas con la Iglesia comenzaron con Cipriani. ¡Jua, jua, jua! Me sorprende -porque chiquilla no es- que Pepi desconozca la tremenda bronca que tuvo el cardenal Landázuri en 1973 con la PUCP por un problema de faldas de un profesor caviar con una alumna. Eso motivó que Landázuri decida –erradamente- alejarse definitivamente de la PUCP y le dejara la cancha libre al entonces rector Mac Gregor, un jesuita rojimio (allí sí a éstos no les molestaba que los dirija un cura) que fue el padre espiritual de toda la caviarada.

El Comercio:

El juez del Tribunal Eclesiástico, el padre Luis Gaspar, explicó las modificaciones hechas por la Congregación para la Educación Católica de la Santa Sede al estatuto de la Pontificia Universidad Católica del Perú y dijo que en ningún momento se ha establecido que el arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani se apodere del centro educativo superior.

Augusto Álvarez Rodrich:

Y que Cipriani se quede con lo de pontificia y católica.

La última maniobra del cardenal Juan Luis Cipriani para usar al Vaticano como ganzúa para capturar la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) es parte de un esfuerzo mayor de sectores conservadores para imponer un pensamiento monocorde e intolerante en el país.

Javier Torres:

Pero estos temas no ocupan el debate público, salvo cuando hay muertos en alguna movilización fuera de Lima, como ocurrió hace poco en las protestas contra la creación de la Universidad Nacional de Tayacaja, en Huancavelica. Y justamente por ello, es tan importante que en la defensa que la PUCP hace de sus derechos, sería bueno que también le recuerde al país que la finalidad de una universidad es la generación de conocimiento en un clima de libertad, que en el caso de la PUCP fue el principal legado de Felipe Mc Gregor, quien hace más de cuarenta años fue el gestor de la modernización de una universidad que supo ser católica y humanista al mismo tiempo.

Marco Sifuentes:

Todo este tiempo el Arzobispado ha sostenido que su pretensión de insmiscuirse en la PUCP es académicamente ascéptica y neutral, y que su único objetivo es velar por los intereses de la herencia de Riva Agüero.

Esto, por supuesto, no se lo cree nadie. Ni siquiera la batería de opinólogos contra la PUCP que se desgasta hablando de una “camarilla ideológica” que “impone sus ideas” en la universidad. Algunos, en el colmo del descaro, incluso reivindican las tendencias fascistas de Riva Agüero para sostener que el pluralismo de la PUCP espantaría a su facho fundador. Sí, les gustaría convertir a la PUCP en una universidad que imponga una ideología fascista. Y a eso apuntan.

Jorge Bruce:

Según el Vaticano, la PUCP debería ceñirse a la constitución Ex Corde Ecclesiae, en la que se estipula que los profesores “deben respetar la doctrina y la moral católica en su enseñanza”. Soy profesor de la maestría en estudios psicoanalíticos de la codiciada universidad. En mis cursos recurro a las obras de Sigmund Freud, entre otros. Freud era un judío ateo. Yo mismo soy ateo.

¿Significa esto que debería eliminar de mis clases las referencias a pensadores como Freud o, peor aún, católicos marxistas y lacanianos como Terry Eagleton? ¿Podría seguir enseñando en mi alma máter al no cumplir con los requisitos exigidos por Roma? Porque a los anteriores goces del inquisidor debo añadir el de ser divorciado…


Escrito por

Claudia Chávez

@ClaudiaPollo Estudio Periodismo


Publicado en

Una vaca multicolor

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